Dejaron Huella: Primer Encuentro de Egresados de la FCom (28 de junio de 2019)

Vigésima segunda entrega en la sección “Dejaron huella”. Los protagonistas son los egresados de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla en el contexto del primer encuentro con motivo del 30 aniversario. El artículo ha sido escrito por la profesora y Decana de la Facultad de Comunicación, María del Mar Ramírez Alvarado.

Un día del mes de octubre de 1993 fue la primera vez que visité la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Sevilla. Era la única Universidad en Andalucía que entonces tenía estudios de Comunicación y también la primera en la que se podían cursar estudios de tercer Ciclo. ¿Había mejor lugar en el que pudiese estudiar la hija de un inmigrante andaluz nacida en Caracas, Venezuela?

En aquel momento, en la prehistoria de los tiempos tecnológicos actuales, gestioné mi petición de ingreso en el programa de Doctorado “Teoría de la Comunicación Audiovisual y Lenguajes Artísticos” vía fax y llegué a la Calle Valparaíso, cerca de Felipe II, a hacer mi matrícula. El mismo día y sin transición, fui también a la calle Gonzalo de Bilbao para conocer aquel edificio lleno de vericuetos tan distinto a lo que yo estaba acostumbrada.

Formé, así, parte de la primera generación de estudiantes que cursaron estudios de Doctorado en esta casa que hoy está cumpliendo su treinta aniversario. Con esto quiero plantear mi primera idea, y es la de que todo lo que tiene que ver con mi vida en estos 26 años (que, dicho sea de paso, son los mismos que viví en Venezuela -aunque esté dando una gran pista sobre mi edad-), prácticamente todo tiene que ver de alguna manera con la Universidad de Sevilla y con esta Facultad.

En ese 1993 y en los años siguientes conocí por distintas circunstancias a muchos de los que hoy son mis grandes amigas y amigos, algunos de los cuales estaban entonces desarrollando sus tesis doctorales. Recuerdo, por ejemplo cuando conocí a Inmaculada Gordillo, José Manuel Gómez y Méndez o Paco Perales; al director de mi tesis doctoral y amigo, Jesús Jiménez Segura; a Manuel Ángel Vázquez Medel en aquel curso sobre Sánchez Ferlosio en el que nos apuntamos Antonio Checa y yo; a Carlos Colón con su análisis de La Diligencia de John Ford; a Virginia Guarinos en un curso sobre Niklas Luhman que impartía Miguel Nieto; a Rafael Utrera con su Carmen y su Don Juan; a Elena Barroso con su poesía española de la postguerra; a Fernando Infante con su impecable caligrafía en tinta negra… y, así, podría mencionar a tantos compañeros de los cuales tengo un recuerdo meridianamente nítido de aquella época.

Yo tenía cuatro años por delante, incluyendo los dos de los cursos de doctorado necesarios para obtener la suficiencia investigadora, y me centré en mi tesis casi sin respirar. En 1997, un poco antes de cumplir los cuatro años, la defendí en aquel salón de grados de la primera planta con un tribunal excepcional, compuesto todo por catedráticos con algunos de los cuales mantengo amistad, y con la presencia de nuestro recordado Alfonso Braojos que me regaló la intervención que traía manuscrita de su puño y letra y que aún conservo guardada como un tesoro dentro de mi ejemplar encuadernado de la tesis.

Luego vino una época de trabajo profesional en el ámbito de la comunicación muy nutritiva a nivel personal, pero siempre seguí dedicándome a la investigación, lo cual me permitió obtener plaza en la Facultad y recibir las acreditaciones que me tocaban. Soy de la primera generación de la Ley Orgánica de Universidades conocida como “la LOU”, y el salto a la universidad fue para mí una apuesta en toda regla ya que entré como Profesora Ayudante, cobrando menos de la mitad del sueldo que ganaba en el trabajo que tenía entonces. Pero lo peor no era el sueldo, que soy de ajustarme el cinturón y adaptarme bien a las vacas flacas, sino el hecho de que esa primera versión de la LOU incluía una desvinculación de la universidad de origen pasados los cuatro primeros años del contrato que se firmaba. Es decir, tu propia universidad no te podía volver a contratar. Por el camino disponía de una novedad en mi vida con ojos y cabellos castaños y de nombre Adolfo, como aquel inmigrante andaluz que era mi padre, y es que entonces yo me había convertido en mamá y tenía un bebé de pocos meses por lo que este asunto me quitaba el sueño. Así estuvo pensada esta primera Ley y para cambiarla hubo un movimiento de gran interés en nuestra Universidad en el cual participamos algunos compañeros presentes, y que terminó con una reforma trascendental en la conocida como LOM-LOU y que fue la eliminación de este absurdo condicionante.

Tuve la suerte de haber podido hacer en el 2007 mi oposición a Contratada Doctora (la primera de esta Facultad, yo ya con una segunda bebita llamada Sofía enganchada al pecho), y después a Profesora Titular en el año 2010, antes de ese nefasto abril del 2012 cuando se aprobó Real Decreto-ley de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo con el que las Universidades iniciaron una travesía por el desierto sin precedentes, perdiendo derechos y sometiéndose a grandes recortes presupuestarios. Estamos sufriendo los efectos y compruebo cada día que no somos capaces de reponernos, por lo cual conecto con el segundo eje que quisiera desarrollar que es el de la reivindicación del valor de la educación pública a la que todos los que estamos aquí debemos honores, tan golpeada en los últimos años.

De alguna forma estos cambios que se derivan de este RD del 2012 los hemos ido afrontando casi con perplejidad y con desconcierto, pero con dignidad y con más ganas e interés que medios, a través de primeros auxilios, haciendo curas de emergencia y poniendo el hombro para soportar un peso que ha estado resultando excesivo y que solo se entiende desde el prisma de imagen borrosa que hace pensar en la educación es un servicio y no como un derecho.

Yo creo, por tanto, que hoy en un buen día para recordar de dónde venimos y sentirnos agradecidos por ello. Queridos egresados de la Facultad de Comunicación, habéis tenido la suerte de estudiar en una universidad pública cinco veces centenaria como lo es la Universidad de Sevilla, vuestra alma mater. Hemos tenido el enorme privilegio de estudiar y de crecer en una institución pública al servicio de la sociedad que se inspira en los principios de igualdad, libertad, justicia, solidaridad y pluralismo. Y estoy segura de que sois grandes profesionales y, sobre todo, mejores personas porque el Ángel de la Fama (que, como sabéis, es una figura femenina que da la bienvenida a todo aquel que entra en el Rectorado), ha alargado su sombra majestuosa y protectora también hasta las aulas de clases en las que habéis estudiado.

Habéis salido de esta Facultad en momentos distintos que, en mayor o menor medida, han tenido como común denominador, en primer luga,r las altas tasas de paro en España para la población menor de 25 años y, asimismo, los cambios en el ámbito de la comunicación y los efectos derivados a nivel de contrataciones y empleo.

En cuanto al primer aspecto, el haber pasado por la Universidad y haber obtenido una carrera universitaria de alguna manera, al menos a nivel estadístico, os ha preservado y ayudado en el camino ya que, en cuanto a niveles educativos, según datos del Instituto Nacional de Empleo que suelen confirmarse año a año, en el caso de la educación superior las tasas de paro son menores que en otros niveles educativos con lo cual vuestro esfuerzo de la carrera debe haberos situado en un nivel diferente en cuanto a condiciones para el acceso al mercado de trabajo.

Somos conscientes en esta Facultad del segundo aspecto, que sabemos os ha tocado de manera directa a muchos de vosotros que habéis tenido que sortear el oleaje de ese mar encabritado en el que se ha convertido la comunicación con cambios que os habrán supuesto que hayáis perdido vuestros puestos de trabajo, que hayáis debido cambiar de empleo varias veces, que os hayáis tenido que reinventar en no pocas ocasiones resurgiendo como el Ave Fénix de las cenizas, que os hayáis empeñado en innovar y en construir vuestros propios proyectos y empresas, que hayáis tenido que inmigrar a otros lugares de España y del mundo por la inseguridad y precariedad laboral e, incluso, que por no encontrar, os hayáis tenido que dedicar a algo que no fue aquello para lo que directamente os formasteis.

De todas las predicciones en distintos campos, una de las más frecuentes y también arriesgadas es la de pronosticar el futuro la comunicación, del periodismo, de los medios, de los modelos de negocio y de las empresas del sector en contextos marcados a fuego y segundo a segundo por una evolución tecnológica y digital galopante. Frente a los agoreros, hay quienes ven oportunidades en los cambios que se están produciendo y, de hecho, parece detectarse a nivel internacional, después del bache, un repunte en la demanda de egresados de nuestras carretas por la valoración que se está concediendo en determinados entornos a los contenidos de calidad frente a los problemas vinculados a la desinformación que tanto atentan contra la libertad y la democracia: el manejo de las plataformas digitales y de las redes sociales, el pago por mejores contenidos, el valor del desarrollo de productos audiovisuales y publicitarios de calidad, el manejo de fuentes y de datos, el auge del idioma español con una larga audiencia de más de 460 millones de hispanohablantes en más de veinte países que lo tienen como lengua oficial (y el segundo idioma más hablado después del chino –que no es el inglés aunque a los investigadores nos obliguen a publicar en el mismo-), la comunicación interactiva, el valor de las marcas personales, los buenos reportajes y las noticias de consumo lento…  son todos espacios esperanzadores que esperamos acojan en su seno a nuestros egresados.

Aprovecho para agradecer el hecho de ser decana de esta Facultad, algo de lo que me siento profundamente honrada. He hablado de mis primeros recuerdos al inicio, y ahora cierro con alguno de los últimos. En una de las acciones formativas de nuestro Doctorado Interuniversitario en Comunicación un destacado analista de los índices de impacto y de las revistas posicionadas en altos cuartiles que intervenía entonces señaló que los cargos de gestión estaban en el cuadrante de lo no importante, de lo no urgente, de lo no necesario y de lo prescindible, aclarando que no servían en absoluto para avanzar en la carrera académica. Aquello lo escuché cuando estaba cercano el fin de mi primera “temporada” como decana (bien vale el símil televisivo en esta Facultad) y me hizo pensar mucho causando en mi el efecto contrario de presentarme a la reelección, en una mezcla de insensata rebeldía y convicción de que la Universidad tiene una de sus principales rémoras en este tipo de pensamientos.

Son años que han pasado a gran velocidad, con muchas luces y también con sus correspondientes sombras, años de aprendizaje, en los que me he sentido agradecida de representar a nuestra institución, y en los que he intentado que nuestra Facultad haya salido fortalecida. Vosotros, queridos egresados de la Facultad de Comunicación, sois para mi parte de esa fuerza poderosa, de esa cadena invisible que da solidez a una institución como esta.

Queridas exalumnas y exalumnos, os agradezco de corazón que hayáis tenido a bien venir a conmemorar junto a vuestros profesores y a todo el personal de este Centro el 30 aniversario de la que siempre será vuestra casa. Nos alegra enormemente veros aquí, os hemos dedicado esta celebración con toda la intención de atraeros a vuestra Facultad, intentando buscar puntos de convergencia y teniendo en cuenta la potencialidad de todo aquello que nos une.

Os damos las gracias por llevar con vuestro buen hacer el nombre de esta Facultad de Comunicación y el de la Universidad de Sevilla por donde quiera que vais y, de corazón, os pedimos disculpas si en ocasiones no pudimos estar a la altura de vuestros deseos y cumplir con vuestras expectativas.

 

(Intervención de la Decana María del Mar Ramírez Alvarado en el I Encuentro de Egresados de la Facultad de Comunicación conmemorativo del 30 aniversario. 28 de junio de 2019).

 

Dejaron Huella: Primer Encuentro de Egresados de la Facultad de Comunicación conmemorativo del 30 aniversario, 28 de junio de 2019

Dejaron Huella: Primer Encuentro de Egresados de la Facultad de Comunicación conmemorativo del 30 aniversario, 28 de junio de 2019