Clase magistral de Cristina Ónega: la intensidad del periodismo en un canal como 24 Horas
Marta Sánchez García
Jaime Lobo Vázquez
La sesión comenzó con la correspondiente presentación a la profesional, y tras la mención de cada uno de sus logros, Ónega se mostraba segura y no tardó en demostrar la autoridad que merece un puesto como el que ocupa.
“En este trabajo se vive con mucha intensidad” menciona. 24 Horas cuenta con ochenta trabajadores, entre redactores, editores y demás. Ónega hace hincapié en cómo muchas veces están preparados para dar una información, pero la actualidad te la destruye. Ejemplo de ello fueron unas piezas preparadas por si Luis Rubiales dimitía, finalmente no sucedió y tuvieron que improvisar. La capacidad de improvisación es una habilidad que todo periodista debe poseer. La naturaleza viva de la noticia exige de rápidos reflejos y decisiones certeras.
En este terreno, lo inesperado es norma y el equipo, del que Ónega solo tiene buenas palabras, está preparado para adaptarse y dar siempre la información con la mayor calidad posible. Para ello, hay algo esencial en lo que la periodista hizo énfasis: la comprobación de todas y cada una de las noticias que son emitidas “No hay que bajar la guardia, hay que confirmar las fuentes”. Seguidamente, explicó a los alumnos los pasos a seguir, desde la confirmación de la noticia de manera fidedigna, hasta la emisión de la misma.
Ónega sabe por experiencia que la enseñanza va de la mano con la práctica, es por ello que reta a los alumnos a realizar un ejercicio al que ella y su equipo se enfrentan todos los días. En el transcurso de un día la información es desmedida y el 24 horas tiene la responsabilidad de elegir el sumario con sentido crítico, informativo y con el deber del servicio público por delante. La práctica consistió en poner a prueba la capacidad de los estudiantes para seleccionar y priorizar noticias. A medida que debatían, comprendieron que, en el mundo del periodismo, no todas las historias tienen el mismo peso, y la decisión de qué publicar puede marcar la diferencia. Se busca el equilibrio, y en palabras de la periodista, “hay que dar lugar a todas las voces, buscamos la igualdad”.
Llegó el momento de poner en un segundo aprieto a los estudiantes. Ónega había mencionado cómo la improvisación es un arte y algo esencial en su terreno, puesto que nunca se sabe que es lo que puede suceder. Propuso simular la dinámica del canal 24 Horas, improvisando la narración de noticias sobre una serie de temas inesperados. Con esta actividad, resaltó la importancia de reaccionar con rapidez, claridad y precisión ante lo imprevisto, ya que la actualidad nunca espera y adaptarse a ella es parte del día a día.
Al final de la sesión, las preguntas de los alumnos dejaron de girar en torno a técnicas y teorías para dar paso a algo más humano: las propias experiencias personales de la periodista. Fascinados por su trayectoría, escucharon atentos mientras Ónega, con una sonrisa cercana, mencionaba los momentos que más han marcado su carrera. “Filomena fue una de las peores situaciones” y es que la directora no disponía de personal ese día, puesto que los periodistas no podían llegar a la redacción. Recordó también el día en que la despertaron a las cuatro de la mañana por la guerra en Ucrania. Con la voz todavía adormecida, se vio de repente sumergida en la urgencia de la situación, donde la información no espera y la reacción debe ser inmediata. Aquella madrugada, entre el caos y la incertidumbre, la periodista tuvo que reorganizar rápidamente sus prioridades y coordinar a su equipo para cubrir uno de los eventos más importantes a los que se había enfrentado.
La pasión está marcada en cada una de las palabras de Ónega, en cada historia y en cada enseñanza que ha transmitido a los futuros informadores. Termina la clase recordando el valor del equipo y el compañerismo que hay entre los periodistas del canal. El 24 Horas funciona y goza de prestigio por la magnífica labor que realizan los trabajadores. El periodismo vale lo que valen sus periodistas.