Dejaron Huella: María Iglesias, Rocío Heredia y Elena Cabrera (Licenciadas en Periodismo – Promoción 1994-1998)
El 30 aniversario de la Facultad de Comunicación nos hace más conscientes de la influencia de los estudiantes en la docencia, y conjuntamente en el sistema comunicativo del país. La razón de ser de una facultad que es el conocimiento nunca viaja sólo ni en una sola dirección. Necesita un espacio entrañable que acoja su desarrollo. Del reconocimiento del talento y del afecto brota el compromiso con una profesión crucial para nuestro sistema de vida.
En mi caso, como alumna egresada y profesora que aún no supera la década en la FCOM, quería retomar una de las ideas fuerza de la intervención de Juan Luis Sánchez (cofundador y subdirector de eldiario.es) en la inauguración del curso 2018-2019: la importancia de los compañeros de clase que dejaron, dejan y dejarán huella. Os presento a las compañeras que más y mejor han influido en mi docencia.
En 2017 María Iglesias Real recibía el Premio de la Comunicación de la Asociación de la Prensa de Sevilla por el Documental “Contramarea”, sobre la situación de los que conocemos como ‘refugiados’ en Lesbos (a los que como ella señala no refugiamos ni acogemos). Lo hacía con un discurso hermoso y emotivo que no evadía el momento crítico que atraviesa la profesión:
“Me llamo María Iglesias y tampoco puedo vivir del periodismo. Porque entre los afortunados que trabajamos en el periodismo somos legión los que cobramos la pieza. Y en este mundo en el que tanto cobras tanto vales la mitad de las jornadas ¿verdad compañeros, no valemos nada) (…) Pero no me quejo, soy una privilegiada. Pude pagar ir a Lesbos, y como el sustento de mis tres hijos no depende de mi sueldo, seguir echando horas al documental (…) Pero si del sistema dependiera, yo estaría fuera. Como tantos miembros de la sociedad. ¿Cuánto periodismo como el que hoy premiáis, o mejor, se pierde?”.
María Iglesias recibiendo el Premio de la Comunicación de la Asociación de la Prensa de Sevilla
María posee una convicción y fortaleza arrolladoras, que sabe acompañar de intelecto, ingenio y sensibilidad en varios géneros y formatos. Inició su camino laboral en prensa generalista como redactora en EFE y Diario de Sevilla (1998-2003), y luego desempeñó varios roles para la Paramount Comedy Channel: coordinadora de guiones andaluces de ‘stand up’ para Nuevos Cómicos (2002-2008), productora, ayudante de dirección en el mítico programa de entretenimiento “Esta noche sin tregua” (2004-2008) y guionista de “Sólo ante el peligro” (2008). Además, su carrera manifiesta una orientación hacia la literatura. Por ejemplo fue redactora y comentarista literaria en “El Público Lee” en Canal Sur (2009-2012), y es autora de la novela “Lazos de Humo” (2011, Temas de hoy) y “Vaho” (2019, Maclein y Parker) de literatura infantil. Ahora pueden leerse sus columnas y artículos en eldiario.es. No menos importante es su labor activista por los derechos humanos, especialmente sensible con los migrantes.
Dos párrafos escuetos bastan para comprender el enorme talento cargado de humanismo de periodistas como María, que siguen cobrando a la pieza. La precariedad del buen periodismo, del más comprometido, el más valioso, es una realidad tozuda, íntimamente relacionada con la exclusión de profesionales excelentes.
Muchos de mis estudiantes me habrán escuchado referirme a Rocío Heredia Vela y Elena Cabrera Mariscal, sin pronunciar sus nombres. Cuando me informan de desavenencias en los trabajos de clase les animo a tratar de seleccionar bien a los compañeros. La anécdota del enorme acierto que para mí supuso configurar un buen equipo en los años de licenciatura fluye naturalmente.
Rocío y Elena son trabajadoras, perceptivas, ingeniosas, justas e inteligentes y además, cada una aporta cualidades especiales y particulares. Rocío destaca por una redacción elegante, enérgica y aguda; sin ninguna concesión estilística vana. Elena -prolífica lectora- observa detalles inesperados que enriquecen y dotan de profundidad cada proyecto y contagia un entusiasmo sin límites. Recuerdo con especial cariño el trabajo de “Producción Periodística” (1997-1998), propuesto por Juan Luis Manfredi. Debíamos crear un medio de comunicación y se nos ocurrió una idea inédita en aquel momento: revistas gratuitas que se distribuyeran con los periódicos locales, financiadas mediante la suma de la publicidad local. Durante varios meses creímos que una vez egresadas pondríamos en marcha el proyecto. (Hace poco lo comentaba con el profesor Manfredi, recién jubilado, cuando le agradecía el inmenso detalle de haberme hecho llegar mi ficha de la asignatura. “María, como profesora, sabes que es lo más bonito que puedes decirle a un profesor”, contestó).
Rocío Heredia y Elena Cabrera desarrollaron carrera periodística en prensa local. Rocío Heredia en el Diario de Cádiz y en la Voz de Cádiz. Elena en el Diario de Jaén y en diversas publicaciones relacionadas con la actualidad cultural. A pesar de sus enormes cualidades, la precariedad intrínseca a la profesión por la que siguen sintiendo vocación les ha hecho buscar nuevos caminos. La enseñanza de inglés ha ganado una gran profesora en Rocío, y el sistema judicial a una funcionaria resolutiva con una amplia formación, en el caso de Elena.
Hace poco nos reunimos en Sevilla y da gusto escuchar el entusiasmo con el que hablan de sus nuevas profesiones. Como amiga me alegro, como profesora de Periodismo no. La facultad ofrece una formación crítica fundamental para alcanzar y mantener el rol de ciudadano, incluso para la vida, que siempre es de apreciar. Pero se me clava en las entrañas que el Periodismo de este país prescinda de tanto talento e integridad. Necesitamos a periodistas como Rocío Heredia y como Elena Cabrera. Sin periodistas no hay periodismo y sin periodismo no hay democracia. Y con buenos periodistas la democracia es mejor. Cuando en clase planteo la necesidad repensar el ecosistema periodístico para que verdaderamente sirva a la democracia lo hago desde esta inquietud, desde estas huellas.
Rocío Heredia, Elena Cabrera y María Lamuedra, en un reciente encuentro en 2019
El ciclo se renueva cada año con personas tan especiales como Noelia Ruiz Alba, y Myriam Ávila, estudiantes recién egresadas con quienes coincidimos hace poco en la manifestación feminista del 8M, en el entorno de las mujeres periodistas. Y hablo en plural porque también estaban María Iglesias, nuestra decana María del Mar Ramírez Alvarado o Aurora Labio Bernal. Noelia y Myriam son ejemplos de estudiantes despiertas, participativas, con ganas de aprender y trabajar -cuya influencia positiva se deja sentir en las dinámicas de clase- y que, además, muestran un sentido compromiso social. Hoy, trabajan en la agencia EFE, justo como María Iglesias en sus inicios.
Ya durante el grado Noelia Ruiz junto a Vicente Gil, otro buen estudiante emprendedor, llevaron a cabo el proyecto de educomunicación infantil “La radio en tu cole” porque, como la FAPE, la APS y la asociación de facultades de comunicación ATIC, saben que para que el periodismo sirva a la sociedad necesitamos que ésta sea consciente de su importancia. Noelia, Myriam y Vicente representan una generación que promete una huella creativa sobre la tierra húmeda.
El periodismo más valioso existe, y brota primaveralmente hasta en las hendiduras de los adoquines: insumiso, rebelde y cargado de clorofila. Pero la mayor parte de los viandantes no están preparados para apreciar su verdad y su belleza; el sistema no los convierte en vergeles que templen el calentamiento global. Ahí es dónde entramos nosotros: la extensa comunidad de compañeros de aulas que en la FCOM tiene su hogar; tal vez un poco, su Hogwarts.
Noelia Ruiz Alba y Vicente Gil, con los estudiantes del colegio “El Carambolo”, tras una sesión de “La radio en tu cole”