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Emociones a flor de piel en el homenaje al profesor Antonio López Hidalgo

La Facultad de Comunicación perdió en el mayo de este mismo año a una de sus más importantes voces. El profesor, catedrático y periodista Antonio López Hidalgo falleció y dejó un silencio en la facultad. Para impedir que el silencio de la tristeza reinase, el decanato de la Facultad y el Departamento de Periodismo II organizaron, durante los días 9 y 10 de noviembre, unas jornadas para recordar la figura del profesor, en un acto de ternura y emoción, que reunió a compañeros, amigos, familiares alumnos y colegas de la profesión.

Texto: Andrei Theodor Stamate /Fotografías: Judit Laguna Fernández

Las jornadas comenzaban temprano el día 9 de noviembre. A las 10:00 horas iba a iniciar el acto de inauguración, con una mesa presidida por María del Mar García Gordillo, directora general de Comunicación de la Universidad de Sevilla; Luis Navarrete Cardero, Decano de la Facultad de Comunicación; Maritza Sobrados, directora del Departamento de Periodismo II; Juan Pablo Bellido, Decano del Colegio de Periodistas de Andalucía; y Rafael Rodríguez Guerrero, Presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla.

Las puertas del Salón de Actos se abrieron para recibir a diferentes figuras que acompañaron a Antonio López Hidalgo durante sus 65 años de vida. Amigos, periodistas, profesores y alumnos llenaron gran parte del recinto. Antes de entrar recibieron un díptico con el programa establecido para las siguientes horas, y, al cruzar las puertas de la sala, se encontraron con una inmensa imagen del profesor proyectada en la pantalla principal. Comenzaba el acto de memoria con las palabras de los ponentes de la mesa inaugural. “Antonio López fue un gran ejemplo de buen periodista y buen periodismo”, contaba desde la amistad y el respeto, Rafael Rodríguez, Presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla. A estas palabras, le siguieron las intervenciones de los restantes componentes de la mesa. Recordando su figura, sus dotes de escritor y periodista, alabanzas, no como panegírico, sino como el reconocimiento verdadero de un talento basado en la experiencia y el trabajo duro, las palabras fueron construyendo memoria entre los presentes. “Cuando nos cruzábamos por los pasillos de la facultad, me saludaba, burlonamente, al grito de ‘¡Decano!’, yo le devolvía el saludo sin poder contener la risa: ‘¡Decano!”, narraba Luis Navarrete, actual Decano de la Facultad de Comunicación, al recordar su estrecha amistad con López Hidalgo, que, tiempo antes de dejarnos, había comenzado su camino para intentar llegar al decanato de la facultad.

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PIE DE FOTO. Mesa "La exactitud de la nostalgia", con Francisco Luis Cordoba, Francisco Siera, M. Ángeles Fernández, María José Ufarte, Juan Carlos Fernández Serrato y Rafael Luque.

Tras acabar las palabras del acto inaugural, se llevó a cabo la mesa redonda “La exactitud de la nostalgia”, un encuentro de amigos y compañeros cercanos de López Hidalgo. Lo que en principio iba a ser un recorrido por las diferentes facetas del gigante profesor proyectado en la gran pantalla del Salón de Actos, se convirtió en una charla terapéutica de lágrimas del recuerdo. Moderando la mesa, se encontraba M. Ángeles Fernández Barrero, profesora de la facultad. Estaba acompañada por Francisco Sierra Caballero y Juan Carlos Fernández Serrato, ambos profesores de la facultad, Francisco Luis Córdoba, escritor y periodista, María José Ufarte, profesora en la Universidad de Castilla-La Mancha, y Rafael Luque, amigo del protagonista del acto, que sería el primero en intervenir en la charla con la lectura de una carta titulada “Carta a un amigo ausente”. “Voy a hacer un esfuerzo por no emocionarme, pero va a ser difícil”, advertía Luque, con la voz entrecortada, antes de empezar su intervención. “Mi único mérito es haber sido amigo de Antonio durante más de 50 años”, comenzaba leyendo Luque su carta, que iría directa al corazón de todos los presentes y, sobre todo, al de Isaac López Redondo, hijo de López Hidalgo y profesor en la facultad. Las siguientes intervenciones estarían acompañadas por el halo de la ternura creado por la carta de Luque. Los diferentes estudiantes fotógrafos se movían por la sala para captar con sus cámaras y sus lentes la emoción del ambiente. El esfuerzo de estos jóvenes profesionales no logró captar, por la imposibilidad del arte de la fotografía, la realidad presente, una que funcionaba como terapia conjunta y reconciliadora con la pérdida. Tras las intervenciones de los ponentes presentes, se dio paso a las palabras de memoria de diferentes personalidades que no quisieron faltar a este homenaje y mandaron sus saludos de forma audiovisual. El vídeo recopilatorio de estos fragmentos, elaborado por Carlos Serrano, alumno destacado de López Hidalgo, comenzaba a proyectarse en la pantalla del Salón de Actos, y voces como las de Carmen Calvo, Luis Landero, Rafael Llamas (alcalde de Montilla, localidad natal de López Hidalgo) o Iñaki Gabilondo, entre muchas otras, recordaban al profesor.


Finalizada la mesa redonda, el decano de la facultad, Luis Navarrete, se dispuso a entregarle a Isaac López un documento acreditativo de una placa homenaje, que le empezaría a dar el nombre de “Profesor Antonio López Hidalgo” a la biblioteca de la Facultad de Comunicación. Dicha iniciativa fue agradecida y reconocida como trabajo tanto del propio Decanato como del Departamento Periodismo II, del cual López Hidalgo fue director durante varios años. Tras la entrega del documento, Isaac López intervino brevemente entre lágrimas, pero acompañado en todo momento del calor y aplausos de los presentes. “Creo, firmemente, que, si hubiera un lugar al que mi padre nos recomendaría acudir, inevitablemente, sería la biblioteca”, contaba López tras recuperarse de las lágrimas iniciales. Los libros del propio López Hidalgo, así como sus lecturas favoritas y las que dieron forma a su talento, se encontraban en la biblioteca de la facultad. Los libros, sus libros, fueron los otros grandes protagonistas de la jornada. “Ha sido un homenaje idóneo porque todo empezó y todo acabó con los libros: los libros eran su gran pasión”, continuaba el profesor recalcando la faceta de escritor de su padre. “El homenaje va a servir no solo para que perviva su alma, su espíritu, sus enseñanzas, en estos libros que menciono, sino además va a servir para que perviva su nombre”, finalizaba dando las gracias a todos los presentes en el acto. El homenaje terminaría con las breves intervenciones de Remedios Fariñas Tornero, Judit Laguna Fernández y Andrei Theodor Stamate, antiguos alumnos de Antonio López Hidalgo, para así cerrar un día de emociones a flor de piel, ternura, memoria y palabras para rememorar la figura de un hombre extraordinario, amigo de muchos y un gran periodista.

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PIE DE FOTO. Ramón Reig, catedrático del Departamento de Periodismo II dirige el homenaje en la biblioteca, que consistió en una serie de lecturas de fragmentos de la obra del profesor López Hidalgo.

El día 10 de noviembre, un grupo más reducido de personas, pero aún así cercanas, se reunió alrededor de la biblioteca para revelar la placa homenaje. Tras el descubrimiento del nuevo nombre del lugar, el acto se trasladó al interior de la propia biblioteca. Ramon Reig, catedrático de Estructura de la Información de la Universidad de Sevilla, inicio la ronda de intervenciones con anécdotas sobre su relación con Antonio López y momentos compartidos con él. Hablaron personas como Concha Pérez Curiel, Inés Méndez Majuelos o Antonio Molina Flores, profesores de la facultad y amigos, entre otros. En el acto estaban presentes tanto su hijo, Isaac López, como Inmaculada Calahorro y Clara Pérez López, alumnas del profesor. Carlos Serrano, amigo y alumno destacado de Antonio, le dedicó en su memoria un precioso poema.  Los presentes leyeron fragmentos de las múltiples obras de Antonio López para recordarlo a través de sus libros. “Tal vez sea cierto que nadie muere mientras le recuerdan aquellos quienes le quisieron, que el tiempo es un falso invento que nos juega a la contra y que lo mejor de la vida es saborearla como se degusta un buen vino”, leía Inés Méndez, profesora de la facultad, las palabras que el propio Antonio le dedicó a su padre cuando este falleció. Al igual que el día anterior, y a pesar de ser un acto más breve, reinó el cariño de sus amigos y colegas de profesión al recordarlo a través de su literatura y periodismo.