Por: Andrei Theodor Stamate

Un humilde centro comercial, cuyo corazón principal es su cine, se llenaba de caras, voces y experiencias de toda Andalucía. El motivo de esta reunión de personas de diferentes provincias de Andalucía era el estreno de un corto-documental: Potasio 20, Etopósido, Ciplastino, cuyo protagonista era su autor: José Luis Suárez Valero.

José Luis, que se licenció en Comunicación Audiovisual en 1997 en nuestra Facultad de Comunicación, actualmente es profesor en el Ciclo Formativo de Grado Medio de Imagen y Sonido del IES Pablo Neruda de Huelva.  El también doctor en Ciencias de la Comunicación y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, reunía en Cines Aqualon 4K a más de un centenar de personas: amigos, familiares, sanitarios, antiguos alumnos y compañeros de vida. El gaditano no se despegaba de un listado de asistentes, apuntando a los recién llegados y sintiéndose cada vez más arropado con cada nuevo rostro en escena.

El corto-documental que estrenaba José Luis el pasado martes, de apenas 20 minutos-y con una escena poscréditos, que no podía faltar-abordaba sus vivencias, momentos y tiempo compartido con su mujer e hijos durante el tratamiento contra su cáncer. Antes de la charla, y con una sala a rebosar de rostros amables y voces cercanas, el director contaba sobre su historia: “me ha costado mucho, me ha costado comenzarla diez veces y diez veces dejarla, y a la décimo primera vez que me puse a montarla, decidí sacarla adelante”. Expectantes de sus palabras, acompañadas éstas por unos calcetines enormes de lunares, imagen emblemática del póster del cortometraje, plasmados en la enorme pantalla del cine, José Luis agradecía la presencia de los asistentes, familia, el cine que nos acogía y de los sanitarios que lo atendieron en su día. Antes del comienzo de la proyección, advertía, con su usual sentido del humor, la presencia de agujas durante el metraje y pedía precaución, entre risas de los presentes, a los aprensivos. Las luces se apagaban, los sentimientos se exponían.

Un cortometraje, como bien lo había mencionado el autor, que no buscaba ser una pieza sobre medicina o sobre la enfermedad, sino un periplo a través de la agonía del paso del tiempo en épocas de dolor y la unión familiar como fortaleza ante las adversidades. Imágenes de una sensibilidad artística realista, donde se combinan primeros planos y planos detalles para sumergir al espectador en el proceso de quimioterapia de esas blancas y asépticas habitaciones de hospital. Veinte minutos donde ves al que una vez fue tu profesor, que dejó huella en tu formación como estudiante y como persona, salir adelante acompañado de su familia.

Tras la proyección del cortometraje, y una larga ovación a José Luis Suárez Valero, acompañado de su mujer e hijos, comenzó una sesión de preguntas, intervenciones y comentarios. “Cuando estaba fuera recibiéndoos a todos vosotros, yo, cada vez que entraba una persona, sentía un pellizquito en el pecho”, cuenta el profesor el sentimiento de desnudez emocional y vital de un momento de tal calibre ante el público. “Yo con esto no pretendo haceros entender lo que es esta enfermedad: esto no lo sabe nadie, solamente el que la sufre y la familia”, explica sobre la intencionalidad de su cortometraje documental.

Una niña pequeña preguntaba al final del acto: “¿Por qué llevas calcetines de lady bug?”, haciendo referencia a la imagen del póster.

José Luis le contestaba: “¿No sabes por qué? Te lo voy a explicar. A mí no me gusta ir al hospital y yo, cuando iba al hospital, me ponía triste. ¿Sabes cómo me lo quitaba? ¿Cómo me quitaba la tristeza? Poniéndome los calcetines de colores. Todos los días me ponía unos calcetines diferentes. Todos los días calcetines de lunares”.

Enlace al cortometraje-documental: https://vimeo.com/836055211?share=copy