Alejandro Antona, profesor titular de la Universidad de Sevilla, ha desarrollado una amplia trayectoria académica y profesional. Ha trabajado en distintos medios de comunicación y se inició en el mundo de la educación impartiendo clases de Periodismo en un centro privado, para posteriormente pasar por las aulas del Instituto Néstor Almendros, antes de incorporarse al primer al núcleo fundacional de profesores de la FCom.

Coincidiéndose con su última clase, ha remitido el siguiente texto:

“Siempre, desde pequeño que soñaba con ser maestro, tuve vocación docente. Una vocación que me llevó, con 25 años recién cumplidos y mi título de licenciado en Periodismo bajo el brazo, a trabajar como profesor en el único Centro privado donde por aquel entonces se estudiaba Periodismo en Sevilla. Durante tres años, con la vitalidad (unida a la inconsciencia) de esa edad, llegué a impartir simultáneamente 8 asignaturas distintas, 35 horas de clase a la semana, repartidas entre la Escuela de Periodismo, la de Relaciones Públicas y la de Turismo, que cohabitaban en dicho Centro. Años de preparar y dar clases, preparar y dar clases, preparar y dar clases… Y, créanme que, a pesar de todo, disfrutando con ello.

Agotado, porque aquel ritmo fue realmente agotador, y quien se dedique a la docencia me entenderá perfectamente, abandoné mi trabajo como docente para ejercer el periodismo activo. Puesto que no dudé en abandonar en cuanto se presentó la oportunidad de volver a la docencia, formando parte de la directiva y del claustro de profesores de lo que acabaría convirtiéndose en el Instituto Néstor Almendros, donde volvería a impartir varias asignaturas relacionadas con la información y los medios de comunicación.

Toda esta experiencia docente me sirvió para poder tener el honor de formar parte de la plantilla de profesores que puso en marcha la actual Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla en la que conmemoramos este curso su 30 aniversario.

Treinta años. Treinta…

Hoy he dado mi última clase.

Han sido años repletos de aciertos y de grandes errores de los que procuré ir aprendiendo. Años en los que el obsoleto, caduco e irracional sistema de enseñanza que tenemos me ha ido arrastrando al desencanto. Pero años en los que, a pesar de todo, me he esforzado por contribuir a la tan necesaria tarea de formar auténticos PROFESIONALES del periodismo. Porque nunca he dejado de creer en la necesidad de contar con ellos. Y hablo de PERIODISTAS, con mayúsculas, no de simple mano de obra adaptada a un mercado en crisis. Periodistas que, ante tan nefasto presente, estén capacitados para reinventar el futuro. Profesionales que tomen las riendas de la comunicación alejados de proyectos en los que no imperan más que criterios económicos y mercantilistas.

Me consuela pensar que a lo largo de estos años he contribuido a formar profesionales críticos, que no se resignen, gente preparada y dispuesta a hacer enmiendas a la totalidad. Periodistas que no se sometan y dejen que mande quien manda sin cuestionarse las cosas. En definitiva, profesionales "formados", conocedores y, precisamente porque la conocen, amantes de su profesión.

Si entre los miles de alumnos que me han soportado, hay unos pocos a los que he conseguido transmitirles esto, me retiro satisfecho. Creedme que lo he intentado.

Alejandro Antona”